Contextualizar y empatizar
Cuando una persona padece una enfermedad, bien sea mental o física, no sólo dicho individuo es el que sufre, también repercute en sus allegados. Por ello hay ocasiones en las que las terapias van dirigidas a todos los miembros de una misma familia y de esa premisa se ha partido en el curso.
Principalmente, tal y como expuso el miembro de la Asociación Vasca de Psicoterapia Dinámica y Sistémica (AVAPSI) Iñigo Ochoa de Alda, cuando conviene hacer algún tipo de terapia familiar hay que conocer en qué punto se encuentra la propia familia. “Hay que comprender tanto el contexto familiar como el contexto social en el que se incluyen los valores y creencias; así como entender a cada individuo y sus relaciones con el resto de familiares”.
Existe un amplio elenco de terapias para tratar las diferentes problemáticas y Alberto Espina, del Servicio Andaluz de Salud, mencionó entre otras, las terapias psicoanalíticas, las terapias conductuales, las terapias cognitivas, las terapias sistémicas y las terapias existenciales. “Hay muchos tipos de abordaje pero hay que elegir un modelo de terapia condicionado por el sistema de creencias, la formación, las experiencias personales y familiares, y el contexto terapéutico”. Considera fundamental que el terapeuta tenga empatía y sepa ver qué quiere el paciente y ver cómo determina el mundo. Asimismo, ve esencial el apoyo familiar para la recuperación de los pacientes. “Algunas veces la familia puede ser la causa del trastorno pero también parte de la recuperación”.
Espina también hizo hincapié en los factores que pueden provocar los trastornos mentales. Así, recalcó que se trata de los factores biológicos, psicológicos, ambientales y familiares. “Eso sí, en la esquizofrenia tienen mucha importancia los factores biológicos y en los trastornos alimentarios los factores ambientales”, añadió. Además explicó que existen factores predisponentes también llamados factores estresores que contribuyen en gran medida a que se desarrolle el trastorno.
Los ponentes mostraron algunos ejemplos de prácticas terapéuticas que se pueden llevar a cabo ante las diferentes problemáticas. Además de los trastornos alimentarios y la esquizofrenia, fueron objeto de descripción los casos de violencia de los hijos hacia los padres y la ludopatía. Según Miguel Garrido de la Universidad de Sevilla, una de las causas a la falta de control que se da en los afectados por la ludopatía es “la soledad y los problemas relacionales” y “cambiar de juego puede ser la solución de la ludopatía”. Para Garrido, es esencial que los terapeutas sepan preguntar a sus pacientes para saber qué terapias llevar a cabo. Otra de las problemáticas que se abordó fue la violencia en la pareja, en esta ocasión, por parte de Begoña Olabarria de la Federación Española de Asociaciones de Psicoterapias (FEAP). Destacó que “hay muchas modalidades de violencia” y por ello cree que los terapeutas deben actuar con cuidado. Especialmente, considera que hay que ser cautelosos y no mezclar la intervención policial y judicial con la psicológica. Por otro lado, Iñigo Ochoa de Alda se centró en cómo actuar cuando un familiar padece una enfermedad grave, terminal o fallece, y cómo actuar cuando un niño presenta algún tipo de malestar.
Alberto Espina: “las técnicas que utiliza el terapeuta sólo condicionan el 15% del éxito”
¿Qué importancia tiene que se incluya a la familia/pareja en los procesos psicoterapéuticos de un paciente?
Por ejemplo, un niño que tiene diabetes. Mientras es pequeño los padres le pueden ir regulando la cantidad de insulina. Pero cuando va llegando la adolescencia, ese adolescente se siente autónomo y aparecen conflictos porque está la lucha entre quien necesita todavía control y quien no quiere control porque ya es mayor. Se trata una enfermedad somática médica, pero por otro lado, también puede haber situaciones en las que las relaciones familiares generan problemas porque las pautas de crianza no son adecuadas, porque hay conflictos de pareja… y esto repercute en la vida de pareja y en la de los hijos. En ambos casos, la familia necesita ayuda para adaptarse y funcionar de forma más adecuada sobre todo para la crianza de los hijos.
¿Qué terapias se hacen conjuntamente con los pacientes?
Al principio recomendamos ver a todos. Es conveniente para ver qué es lo que sucede en la familia, cómo se está manejando el problema, qué sentido tiene ese problema en las relaciones familiares y cómo está afectando a cada uno. A partir de ahí podemos ver cuál es el mejor camino para ayudarles: Si mediante sesiones conjuntas, o lo que es más frecuente; en ocasiones citamos a todos, en otras a la pareja, en otras al adolescente solo, en otras a los hermanos, en otras al adolescente con su novio o novia… Vamos citando a quien creamos que pueda ayudar en la resolución de un conflicto de manera que el tipo de citas es flexible y se trabajan subsistemas diferentes.
¿En qué tipos de trastornos hay un mayor número de mejoras de pacientes?
Hay bastantes investigaciones realizadas pero en el campo de la psicoterapia antes se pensaba que determinadas técnicas o escuelas iban a ser la mejor y no es así. De todo lo que sucede en una relación terapéutica, las técnicas que utiliza el terapeuta sólo condicionan el 15% del éxito. El 30% está condicionado por la alianza terapéutica, es decir, por cómo se vincula el terapeuta a la familia y al paciente; el 40% depende de las características del paciente y la familia, y el otro 15% depende de las expectativas de éxito que se tengan. El terapeuta tiene que conocer el encuadre y el proceso terapéutico pero el éxito depende de los factores mencionados.
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