La Unión Europea sí está viva
Actualmente la Unión Europea la componen 500 millones de personas de 27 países. Es una construcción de democracia supranacional que no sólo está inmersa en la crisis financiera mundial sino que también se encuentra en crisis política y social. Muestra de ello fue la no ratificación de la Constitución europea en 2005 y recientemente, las últimas elecciones al Parlamento Europeo de junio que dejaron patente el cada vez menor interés de los ciudadanos en acudir a las urnas. Por ello, el Seminario Ernest Lluch, dedicó su novena edición a reflexionar sobre la actual situación de incertidumbre e ‘impasse’ que vive la UE.
Para Edurne Terradillos, profesora de la Facultad de Derecho de Donostia, la Unión Europea no está en una encrucijada pero le preocupa la legislación en materia de derechos sociales. “La producción de derecho social sigue estando en manos de los estados miembros y no hay un conjunto normativo organizado ni un poder sancionador”.
Lluis Maria de Puig, Presidente de la Asamblea del Consejo de Europa, admitió que “parece que la política europea ha muerto” pero “sólo por el hecho de ser la potencia número uno en cooperación internacional ha merecido la pena”. Explicó que son muchas las amenazas y dificultades a las que Europa se tiene que enfrentar como los conflictos abiertos y congelados, el euroescepticismo y el proteccionismo al que podrían recurrir algunos países a causa de la crisis. De Puig apuesta por “construir una política exterior, ser actores geostratégicos y promover valores como el de la solidaridad”. Enrique Barón, Presidente de la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo, coincidió en esta última idea y añadió la necesidad de buscar una política proactiva en la que se puedan converger el bienestar, la formación y la reconversión.
Uno de los obstáculos con los que cuenta la UE es que cada país miembro desciende de historias diferentes. En este sentido, Piero Fassino, miembro italiano de la Asamblea del Consejo de Europa, cree que hay que construir una soberanía política única y común siendo conscientes de que “Europa es multicultural, multiétnica y multirreligiosa”.
Ante la situación en la que se encuentra la UE después de los comicios habló el europarlamentario y ex-Ministro de Justicia Juan Fernando López Aguilar. Respecto a la cada vez mayor abstención en los comicios, culpó en parte a los medios de comunicación porque muchas veces se ha encontrado con “la barrera de los medios de comunicación al querer orientar el debate hacia Europa por la filtración de mensajes que derivaban la campaña hacia asuntos nacionales e, incluso, antieuropeos”. Asimismo, añadió que si la derecha suma más puntos es porque los progresistas son más reacios al voto. “Resulta paradójico que la gran afección de las decisiones europeas a la vida cotidiana de los ciudadanos resulte tan poco atractiva desde el punto de vista electoral”. Aguilar al igual que muchos de los ponentes del seminario, consideró que hay que “apostar por el valor añadido de gobernanza financiera, relanzar la economía capaz de generar empleo, apostar por la innovación, las energías renovables y buscar alternativas políticas de cooperación”.
Enrique Barón: “El reto es que la Comisión gane apoyo con un programa creativo y decidido”
¿La Europa política ha muerto?
No, en absoluto. La Europa política está reforzándose y está en vísperas de dar un paso muy importante. La entrada en vigor del Tratado de Lisboa supondrá una afirmación de los valores, una ampliación de nuestros objetivos y un fortalecimiento de nuestras instituciones. El tener un vicepresidente encargado de la política exterior de la Comisión, la creación de la presidencia de un Consejo estable y el reforzamiento del poder legislativo, son cuestiones que darán solidez al edificio europeo.
Habla de una cohesión monetaria y de un mercado común dentro de la UE, pero no sucede lo mismo en materia política ni social.
En tema social ha habido pasos importantes, por ejemplo, en derechos fundamentales como los de las mujeres. Lo que sí es cierto es que a medida que vamos eliminando barreras entre nosotros, se plantea de una manera cada vez más clara la necesidad de reformar nuestra cohesión social y más en una situación de crisis. Hay una cláusula transversal en el TL que habla de tener en cuenta el tema social. Sí creo que el tema social es la batalla más importante. Y es uno de los mayores desafíos planteados. Evidentemente, la postura de los conservadores y progresistas no es la misma, pero eso forma parte de la dialéctica política.
¿Por qué los ciudadanos no perciben la relevancia de la UE?
Yo no sería tan categórico. Es cierto que no hay una percepción, muchas veces porque las mejoras que vamos teniendo no se producen de golpe, van día a día. Por ejemplo, la protección de los alimentos, la rebaja en los tipos de interés del precio del dinero, este tipo de cosas, no se han producido en un día y eso también hace que no parezca que las estamos haciendo porque exista la Unión Europea. También creo que es importante llevar a cabo un esfuerzo conjunto pedagógico, no sólo por parte de los responsables políticos, sino también por parte de los medios de comunicación, las universidades, los sistemas educativos.
¿Qué retos tiene que afrontar Europa para salir de la crisis económica y política?
El próximo paso es que haya una Comisión fuerte, con un apoyo amplio del Parlamento, y que se lo gane con un programa creativo y decidido. Creo que la entrada en vigor del Tratado de Lisboa y el fortalecimiento del entramado social van a ser importantes. Hay que tener, sobre todo, una voluntad común, no sólo de compartir nuestro destino, sino de trabajar juntos para afrontar las dificultades. Hay una cosa muy clara, no saldremos mejor luchando cada uno por su cuenta. Aquí la unión hace la fuerza.
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