La mirada paisajística
Los Carballos (robles), los hórreos, los cruceiros (crucifijos/cruceros), los pazos (palacios), los toxos (tojos), los brezos... Todos estos elementos naturales y arquitectónicos, entre otros, forman parte del paisaje gallego, y por supuesto, son elementos que se pueden vislumbrar desde el Camino de Santiago, y en concreto, desde los 7 Caminos de Santiago de Galicia. Esta tercera edición del curso, que contó con la colaboración de S.A. de Xestión do Plan Xacobeo y el Museo das Peregrinacións e de Santiago, se centró en el paisaje y en los territorios que conforman El Camino. Tal y como declaró en la inauguración José Suárez, “el Camino de Santiago no sólo es historia o arte, es también geografía y antropología”. La primera jornada se dedicó a los caminos existentes en la Península Ibérica y la segunda, a algunos tramos europeos.
Orbange Ormaetxea, de la Facultad de letras de la UPV/EHU, extrajo de la Convención Europea del Paisaje de 2000 la definición del paisaje para situar a los oyentes y para que se empleara como referencia durante el curso. “El paisaje designa cualquier parte del territorio, tal y como es percibida por las poblaciones, cuyo carácter resulta de la acción de factores naturales y/o humanos y de sus interrelaciones”, explicó. Ormaetxea fue la encargada de describir el transcurso de los dos Caminos del País Vasco, el de la costa y el interior. En el caso del paso de la costa, calificó como espectaculares el tramo existente entre Zumaia y Getaria o la Biosfera de Urdaibai. En el interior destacó, las antiguas ferrerías, el Tunel de San Adrián -enclave que los peregrinos del medievo utilizaban para el mercadeo- y los monumentos como Estíbaliz o la Catedral de Santa María de Gasteiz. Uno de los problemas que apuntó Ormaetxea fue que las rutas vascas no son muy conocidas y que hay una escasez de documentos y mapas que confirmen la existencia de estos caminos pese a que el Camino del interior fue declarado desde 1962 Conjunto Histórico Nacional. Marcos Valcárcel, de la Universidad de Santiago de Compostela, describió los paisajes de los caminos gallegos aunque admitió la dificultad del estudio del paisaje “porque es difícilmente abarcable y está en constante evolución”. Tanto Ormaetxea como Valcárcel admitieron que en los últimos años el paisaje del entorno ha cambiado con las autopistas, las refinerías, las energías renovables y la repartición parcelaria de los terrenos.
Por otro lado, Carlos Nardiz, de la Universidad de A Coruña, analizó el Camino francés y de la recuperación de la traza del mismo desde una perspectiva cartográfica. Esto es, estudió los diferentes tramos del Camino a través de los diferentes mapas que han existido en la historia. “La identificación de la traza de los caminos históricos en la cartografía, como paso previo a su recuperación, tiene sus antecedentes en la cartografía existente a partir del siglo XVI que nos aporta una primera aproximación a la traza de los caminos”. Asimismo, explicó que los puentes ayudan a identificar en dónde se ubicaba el Camino en su origen.
Al igual que sucedió con el Camino a partir de los años 80, los tramos existentes en Europa, también vuelven a resurgir tal y como explicaron algunos de los ponentes de diferentes puntos de Europa. Además, cabe añadir que la Unión Europea ha ido incluyendo estos ámbitos en su política y en su legislación.
José Suárez: “El desarrollo de la sociedad ha permitido la recuperación del Camino”
¿Un buen peregrino debe conocer el paisaje del Camino antes de acudir?
Es conveniente que tenga una idea de por dónde va a discurrir el camino. No sólo por facilitarle el conocimiento de aquello que va a ver, también para prepararse a las condiciones que el paisaje pueda implicar, si va a ser llano, si va a ser pedregoso, qué clima hay.
¿En qué ha afectado al Camino el desarrollo de la sociedad?
El desarrollo de la sociedad en los últimos tiempos ha permitido la recuperación del Camino, en tanto en cuanto ha aumentado el conocimiento sobre el Camino y ha crecido la necesidad de recuperar el Camino, así como la posibilidad del crecimiento económico para restaurar el patrimonio del mismo. Pero también ha supuesto el deterioro del Camino y agresiones en el sentido histórico y de conservación paisajística. Ha generado la invasión y la alteración de la visión tradicional.
¿Se han perdido muchos itinerarios reales tanto del Camino francés como del resto?
El francés es el mejor conservado porque es en el que primero se actuó, fue el más más reconocido. Perder, siempre se pierden porque la historia cambia. Es evidente que se han perdido tramos porque muchos están ocupados por carreteras y otros están afectados por el crecimiento de las ciudades o el desarrollo industrial. En algunos casos se han perdido, en otros se ha alterado el transcurso y han perdido esa perspectiva tradicional ligada a la naturaleza. En el resto de los caminos de España, han perdido más tramos porque se ha actuado más tarde y existía un menor recuerdo de cara a su definición.
¿Considera suficientes las asociaciones y entidades que se encargan de la conservación y rehabilitación del Camino?
Creo que hay un gran movimiento de asociacionismo de carácter privado en defensa del Camino, que además fue el origen de esas inquietudes y esfuerzo personal que derivó en el impulso inicial de la recuperación. Existen suficientes salvo en aquellos puntos que todavía no se ha actuado. Por la parte pública, creo que los mecanismos son suficientes para intervenir, aunque depende de cómo se usen.
Hay una infinidad de caminos tanto en España como en Europa. ¿Desaparecerán con el paso del tiempo?
Tal y como está la situación ahora no. El Camino tuvo una etapa de decadencia donde realmente sí se pudo perder. Si ha superado ese vacío ahora en plena etapa de crecimiento de interés en todo Europa, parece difícil que se vaya a perder. La idea de este curso era dar también esa perspectiva a base de personas que están hablando del caso de Brandeburgo, de Polonia, que nos hablan de los itinerarios culturales europeos, de Noruega y de Portugal.
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