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CURSOS DE VERANO UPV/EHU

Prevenir la dependencia

2012 fue el año internacional del envejecimiento activo y al hilo de tal acontecimiento Isabel Genua, la resposable de atención farmacéutica de la Fundación Matía dirigió e inauguró un curso de verano de la UPV/EHU para tratar la misma cuestión de en aras de impulsar políticas preventivas para “retrasar las situaciones de dependencia en las personas mayores”. En el mismo acto de inauguración participó el consejero de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, José María Aburto, que abogó por generar políticas que “faciliten un proceso de envejecimiento responsable, satisfactorio para las personas y útil para la sociedad, teniendo en cuenta los principios de autonomía”.

La primera jornada se centró especialmente en la calidad de vida de las personas mayores en donde se creó un debate en torno a qué parámetros miden y definen este concepto. En este sentido, hubo un consenso en que son muchos los indicadores a utilizar siendo el bienestar y la felicidad algunos de los más importantes. Eusebio Irizar, un anciano invitado de 80 años, consideró que “la felicidad y la calidad de vida” están relacionados. No obstante, la profesora Ostatxu de Andrés apuntó que no se puede generalizar ya que “uno puede gozar de salud pero sufrir porque su hija no le habla y tiene una pensión precaria”. Para Javier Yanguas, miembro de la Asociación gerontológica Ingema, todavía “se está lejos de saber las necesidades de las personas mayores”. Reivindicó la necesidad de evaluar la vida cotidiana de los ancianos porque cuando van a la consulta médica sólo se les pregunta acerca de asuntos de salud cuando también habría que evaluar su estilo y ritmo de vida. Para el profesor Jesús Mari Múgica, la solidaridad es la que puede influir en la mejora de una sociedad y en consecuencia, en la mejora de las relaciones con las personas mayores. “No queda más remedio que cambiar ya que vivimos en la competencia y no en la cooperación”, subrayó.

Las siguientes jornadas fueron encaminadas a la prevención de la dependencia de las personas mayores. Pedro Abizanda, del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, dedicó su intervención a los riesgos a los que los ancianos están sujetos. Para ello explicó el concepto de fragilidad porque “son las personas frágiles las que tienen mayores riesgos de acabar siendo dependientes”. Abizanda enumeró qué factores son los que engloban el concepto basándose en el Ciclo de Fragilidad de Fried de 2001. Entre ellos destacan la pérdida de peso inesperada, la debilidad en fuerza, el cansancio o baja energía y la reducción de la velocidad de la marcha. Por otro lado, Abizanda también mencionó otros factores como la edad y el ejercicio físico. En cuanto al primero afirmó que “no es lo mismo tener 65 años o 90” y en relación al ejercicio físico aseveró que no hacer ejercicio físico provoca más caídas en las personas mayores.

Precisamente de las caídas habló Montserrat Lázaro del Nogal, del Hospital Clínico de Madrid, que afirmaba que “una simple caída puede cambiar la vida del anciano” . “Éstas constituyen la causa principal de muerte accidental en mayores de 65 años”, añadió. Según Lázaro del Nogal la prevención de caídas es posible a través una vida saludable. Consideró que en los centros de salud u hospitales son necesarias las “Unidades de caídas”. Afortunadamente, hoy en día existen experiencias prácticas en prevención de fragilidad y caídas como el caso del programa denominado “Llevas mucho andando, no te caigas ahora” presentado en el curso por Beñat Garaio.

Pedro Abizanda: “Todos los mayores de 70 años deberían recibir un cribado de fragilidad”

¿En qué consistiría la prevención de la dependencia de las personas mayores al hilo del concepto de fragilidad?

Pasaría por la detección del estado de la fragilidad que debe hacerse en la atención médica primaria.También habría que realizar un control de los fármacos que las personas mayores toman porque existe un alto índice de polifarmacia. Si se detecta esa fragilidad, estas personas deben hacer ejercicio físico, progresivo, monitorizado, individualizado, reglado y controlado; además de llevar una dieta equilibrada rica en proteínas y suplementos nutricionales.

¿A qué edad debemos comenzar a prevenir esta dependencia?

Tener hábitos saludables es fundamental durante toda la vida. Pero cuando uno llega a los 70 años, es cuando la fragilidad es más prevalente, y es ahí cuando hay que hacer más controles. De hecho, en la literatura médica se recomienda que todos los mayores de 70 años deberían recibir un cribado de fragilidad. 

¿Los médicos de atención primaria están capacitados hoy en día para detectar la fragilidad?  

Por desgracia es un tema bastante desconocido entre los profesionales que no se dedican específicamente al envejecimiento. Pero no es un tema difícil y con una mínima formación sería suficiente.

“Geriatra gehiago behar dira”

Aquellas personas que gozan de una buena salud y que se han jubilado, ¿Qué pueden hacer para mantener su autonomía y evitar la fragilidad/dependencia?

Hago una vez más hincapié en hacer ejercicio y también en la dieta equilibrada controlando el peso. El peso de las personas mayores no debe tener un índice de masa corporal mayor a 30. Además, las personas mayores deben llevar una vida fundamentalmente activa. Son personas totalmente válidas, útiles, capaces. Pueden no sólo realizar tareas de ocio o voluntariado, sino que muchos de ellos siguen estando capacitados para trabajar perfectísimamente. Y en ese caso no entiendo bien por qué no pueden continuar.

¿Qué considera que las administraciones deberían hacer en prevención?

Si tuviera que decir dos prioridades, a nivel de Euskadi por ejemplo, por un lado, diría que habría que contratar a más geriatras y montar servicios de geriatría. Y por otro lado, diría que diseñaran programas de ejercicio y detección de fragilidad desde la atención primaria de la salud.

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